miércoles, 24 de octubre de 2012

El dolor anterior de rodilla.


Son muchas las personas que al agacharse y levantarse, notan crujidos y chasquidos en sus rodillas, algunas veces molestos, incapacitantes en otros casos, y que sin embargo no le prestan demasiada importancia al asunto, creyendo que eso es normal, o que ya se resolverá, mientras no vaya a más. El dolor anterior de rodilla es una patología que recibe muchos nombres, antiguamente se le conocía como condromalacia rotuliana o patelar o condropatía rotuliana. 

Consiste en la degeneración progresiva del cartílago que recubre la parte posterior de la rótula y que está en contacto directo con el fémur. Esto puede tener diversos orígenes, como traumatismos de gran inercia, o pequeños traumatismos repetidos en el tiempo, se puede deber a sobrepeso, mal calzado en prácticas deportivas,  y en un gran número de casos a un alineamiento del aparato extensor de la rodilla. Este último, a parte de ser el más común es el que mejor respuesta ofrece a los tratamientos rehabilitadores y será el que ocupe nuestra atención.



Clínica:
En las fases iniciales, podemos notar un dolor sordo, difuso, sensación quemante que empeora cuando estamos sentados con las rodillas flexionadas durante algunos minutos, esto se debe a que al flexionar la rodilla, se produce un aumento de la presión de la rótula contra el fémur y al permanecer en esta posición durante un tiempo se produce una irritación de las terminaciones nerviosas que advierten de la lesión. Primeramente la sensación puede ser ligera, pero conforme avanza el problema, la sensación puede ser muy desagradable e incapacitante para ciertas actividades, como deportes de mucho impacto, atletismo, karate, rugby, futbol, baloncesto…

Cuando nos encontramos en fases avanzadas de la patología, grado III en adelante, aparece un signo inequívoco de este proceso, si nos agachamos en cuclillas y procedemos a levantarnos, escuchamos un intenso crepitar, crujidos, esto nos indica claramente el resquebrajamiento del cartílago y el grado de evolución de la patología.

Clasificación:

Grado I: En las pruebas de diagnóstico por imagen, TAC especialmente, aparece un edema articular, signo del inicio de reblandecimiento del cartílago.
Grado II: Empieza a observarse signos de degradación en el cartílago, si lo miramos en artroscopia, vemos como si se hiciera hilos.
Grado III: Empieza a resquebrajarse el cartílago, aparecen hendiduras en el mismo.
Grado IV: Aparecen ulceraciones en el cartílago, se agrava el estado anterior.
Grado V: La destrucción de cartílago es total, se alcanza el periostio de la rótula, que al empezar a friccionar con el hueso subyacente, se hipertrofia, se deforma, de igual forma que ocurre en los casos de artrosis de cualquier articulación.



Diagnóstico:
En primer lugar, la misma persona es la que nota la clínica, los signos clásicos nos encaminan hacia esta patología, ese dolor difuso, quemante de la rodilla, los chasquidos al agacharse, nos deben hacer sospechar de este problema. La confirmación necesitará o bien de una buena exploración realizada por una persona entrenada, que mida los ángulos y ejes de la pierna, (Medición ángulo Q, signos de cepillo, aprensión rotuliana de Fairbank…) para determinar la alineación de la rótula o poner en evidencia la presencia de una lesión interior. O bien a través de pruebas de imagen, la Radiografía axial muestra el desplazamiento de la rótula respecto a su canal en el fémur. 

Más claramente se observará en TAC, que nos permitirá contemplar la presencia de derrames intraarticulares, desgaste de cartílago y la disposición de las estructuras óseas. En otro post, explicaremos con más detalle como debe ser el diagnóstico correcto de este cuadro clínico, pues en muchas ocasiones no se realizan ningún tipo de  valoración ni medición sobre el miembro inferior afecto, o se realizan radiografía con pro
yecciones antero-posteriores o laterales y no se aprecian hallazgos significativos.En última instancia, por ser la más cruenta de todas, nos encontramos la artroscopia que sólo debería hacerse si tenemos la certeza de que existe daño grave del cartílago, y a la misma vez que estamos diagnosticando la gravedad del proceso, estamos tratándolo, es decir usamos esta prueba como método diagnóstico a la vez que como tratamiento invasivo.

Tratamiento:

Como dijimos al principio, nos centraremos en el tratamiento de aquellos casos en los que el daño del cartílago de la rótula se debe a desalineaciones del aparato extensor de la rodilla.
Como en casi todos los casos, donde hay un proceso inflamatorio y doloroso, la primera recomendación será la de guardar un reposo relativo, sobre todo evitar aquellas acciones de mayor requerimiento de la articulación, actividades como correr u otros deportes con saltos y fuertes impactos sobre miembros inferiores, deberán ser abandonados inicialmente.

Se suele recomendar el uso de rodilleras con ventanas patelares que lo que buscan es recolocar la rótula en su posición correcta en el corredor femoropatelar, también se usan mucho pequeños vendajes tanto por encima del tendón rotuliano como por debajo, que pretenden el mismo fin.
En cuanto a medicamentos, desde siempre se ha recomendando el uso de AINEs, sin embargo por sí solos no han demostrado ser suficientes. Desde hace algunos años, está de moda y con aparentes buenos resultados, según los estudios realizados, el uso de sulfato de glucosamina unido al condritín sulfato, que se cree que actúa como precursor en la formación de cartílago, o que al menos ayuda a frenar la destrucción del mismo.También se están usando mucho, las inyecciones de factor de crecimiento.

Pero la principal opción terapéutica en este cuadro debe ser una buena rehabilitación, basada en el trabajo de musculación analítico y específico del vasto del cuádriceps a tratar, con la ayuda de aparatos de electroestimulación y lastres para conseguir el mejor resultado posible. En otro post, explicaremos con más detalle en que consiste el tratamiento de fisioterapia.
Cuando fracasan todos los tratamientos conservadores hay que acudir a la cirugía, que lo que hace es recolocar todo el aparato extensor de la rodilla o hace un rascado en el cartílago de la rótula para que sangre y se regenere.
En resumen, se trata de una patología más frecuente de lo que parece y que se puede llegar a curar sin necesidad de pasar al quirófano. Por tanto cuando notemos los primero síntomas, acudir a los servicios médicos para una correcto diagnóstico y comenzar cuanto antes la rehabilitación.

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