jueves, 25 de octubre de 2012

La cifosis. Menos graves que las escoliosis, pero más dolorosas.


Nuestra columna en condiciones normales tiene 4 curvas, dos cifosis y dos lordosis, lordosis cervical, cifosis dorsal, lordosis lumbar y una última cifosis sacra.

Estas curvas existen para dotar de mayor resistencia a la columna, que de esta forma multiplica por 10 su capacidad para aguantar pesos. Pero cada una de estas curvas debe tener una angulación determinada, cuando se aumentan las curvas hablamos de hiper- lordosis o cifosis, y cuando se disminuyen hablamos de hipo- lordosis o cifosis o rectificaciones.

En el caso de la conocida como chepa o giba, hablamos de una hipercifosis, y casi siempre será dorsal. Al igual que ocurre con la escoliosis, tenemos que hablar por un lado de las actitudes cifóticas y por otro lado de cifosis estructuradas. Las primeras de ellas son las más leves y se pueden corregir. Se trata de una mala postura mantenida que hace al paciente inclinarse excesivamente y aumenta su curva dorsal, esto ocurre por imitación, por vergüenza (en niñas por el desarrollo del pecho), inconscientemente, por malos hábitos al sentarse. En definitiva un mal esquema corporal que debemos corregir sino queremos que evolucione a cifosis estructurada.

En la Cifosis estructurada, la persona aunque intente corregir su postura, no es capaz de llevar su columna a límites fisiológicos.

Afecta más al sexo femenino y se suele detectar en la adolescencia. Las principales causas son las que hemos visto, mala postura, malos hábitos, también debilidades musculares, genética… Hay un tipo especial que se considera una enfermedad aparte que es la enfermedad de Scheuermann, probablemente sea la forma más grave de presentación, aparece en adolescentes, es dolorosa y evoluciona muy rápidamente.

A diferencia de la escoliosis, a la que solemos prestarle más atención, las cifosis si son dolorosas tanto a corto plazo como a largo plazo, provocarán contracturas musculares por mala disposición de los músculos y tardíamente la lesión de la parte anterior de los discos intervertebrales.

Una vez sospechamos que estamos ante una hipercifosis o cifosis a secas, acudimos al traumatólogo para confirmarlo. Se confirma el diagnóstico mediante la realización de la medición de flechas sagitales, midiendo con una plomada y una regla milimetrada, siguiendo los parámetros obtenidos y una fórmula se consigue el índice cifótico, a continuación se le pide al paciente que ahora corrija la postura todo lo que pueda, se vuelve a medir, las flechas sagitales autocorregidas, se obtiene el índice cifótico autocorregido (ICA), dependiendo de los valores, se establece si la cifosis es real o sólo actitud. Se pueden medir las curvas con inclinómetro. Finalmente para confirmar con certeza el diagnóstico, se piden radiografías y se miden los ángulos con el método de Cobb.

Una vez establecido el diagnóstico, hay que llevar a cabo el tratamiento. Lo principal será modificar el esquema corporal y adoptar medidas de higiene postural, por tanto, es necesario integrar las posturas correctas para ir desechando las incorrectas, muy importante en este caso el trabajo de columna delante de un espejo.  En la fisioterapia recae la gran parte del tratamiento, tanto de enseñanza de posturas correctas como en la realización de cinesiterapia (terapias basadas en el movimiento), que buscarán potenciar los músculos extensores de columna y los de alrededor de la escápula, reforzar abdominales y paravertebrales lumbares. Se buscará flexibilizar y elastificar los músculos acortados (ojo al síndrome de cortedad isquiosural, puede estar detrás de falsas cifosis). Por último flexibilizar la columna mediante ejercicios globales inespecíficos.

Las cifosis son muy frecuentes, con frecuencia pasan desapercibidas por obsesionarnos en encontrar escoliosis. La mayor parte son sólo actitudes cifóticas, pero sino se tratan la tendencia es a empeorar, sobre todo durante la pubertad. Suelen provocar dolor cervical, dorsal y/o lumbar. Es necesario proceder a su pronta identificación para la pronta instauración del tratamiento, cuanto más precoz más eficaz.

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